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Tercera época, Jujuy (1987/1991)



"...VAMOS A LA TERCERA EPOCA, VAMOS HACIA LA CUL TURA: (...) en este nuevo y al final de una sacrificada se gunda etapa y en esta proyección de democracia, vamos ha cia el pueblo, donde se gesta la cultura, donde la bandera es más que un símbolo, donde la Pachamama deja de ser una especulación filo sófica y la cultura ancestral, su forma de vida."

Con HUAICO 31 (Agosto de 1987) se inició la tercera época in crementando la lu cha por el objetivo inicial: las raíces culturales del pueblo, en un mundo que varía de eje domina dor y aumenta la dependencia hacia el Sur.

En Jujuy se fabrica una injuria que sale publicada en Buenos Aires por órganos es critos de la derecha totalitaria, produciendo en el primer año de residencia en el noroeste, la deserción de varios integrantes que la sostuvieron originalmente; no se entendió mucho el motivo, hasta un mejor análisis, al pasar los años. Se puede entender -no justificar- tales actitudes que se asientan en las características de la estructura de poder provincial y las diferentes estrategias de adapta ción.

Volviendo nuevamente a las consecuencias, en medio de un cambio abrupto de lugar de edición, au mentando a los costos la distancias y los fletes, la comunicación y correspondencia, insumos y papel, ante la  crisis que iba a desembocar en la hiperinflación de Alfonsín; también los cambios en las formas de impresión, ya no se podía realizar artesanalmente con mimeógrafo o composiciones gráficas diferentes. 

 El balance de editar en imprenta durante 1987 fue negativo por la descapitalización que llevó a HUAICO, a pesar de ser el período de mayor expansión que triplicó la tirada y el accionar como grupo en varias provincias; fracaso que se debió a la disminución de la capacidad de trabajo, al estar sobrepasados en el sacrificio y las tareas que significaron más que nada en los últimos números de la tercera época, originándose en la inexistencia del grupo editor que se reducía a pocas personas y finalmente la disolución práctica cuando el compañero lingüista decide alejarse de la provincia. La comunicación escrita y telefónica reemplazan a la acción de grupo y las tareas culturales en diferentes ciudades son más autónomas mientras las ediciones van distanciándose y la regularidad se quiebra, disminuyendo la tirada.

Si bien la situación inter pretada como reflujo en el accionar colectivo y sobre todo cultural-, el agrietamiento no es económico ni generado por una planificación errada y menos en la equivocación de las objetivos culturales, se origina en las injurias, amenazas, dudas y mie dos diseñados por la derecha golpista de un lado, y para ser honestos, en la poca fe -de signándolo en lenguaje popular- o el falso discurso o teorización compulsiva, o bien, sen cillamente falta de compañerismo y compromiso de quiénes se dejaron influir desde esas circunstancias.






















El tratamiento  de la temática sobre identidad cultural y culturas aborigenes llevó -desde la vuelta a la democracia condicionada- al conocimiento y contacto con los representantes, agrupaciones, que en general eran auto representantes indígenas asentados en Buenos Aires, y muchos, los más, "chantas" al decir nacional o "indios de pluma de plástico" para darles una denominación educada. Otros eran intermediarios de los descendientes. Al final de la dictadura comenzaron a organizarse como parte de una nueva visión internacional sobre los grupos aborígenes en el cambio de posición mundial de los manejos políticos y diplomáticos para que sea la cuestión indígena un campo donde ejercer filantropía capitalista, manipulando las situaciones sociales con intereses de dominación o de intromisión en los asuntos internos de países enfrentados a sus ambiciones, como fue el caso de Nicaragua en la etapa sandinista con el problema miskito. También tenían que marcar sus diferencias con HUAICO, tarde o temprano; cuando de denuncias se trataba, haciéndolas públicas contra la revista, pero con argumentos ridículos en vez de funda mentar o de última, defender sus posiciones ideológicas, que lejos estaban de levantar decentemente la causa indígena. La búsqueda permanente de respaldos económicos cualesquiera sean sus orígenes o contraprestaciones, el control de las esferas de poder en las organizaciones indígenas continentales e internacionales, en las comisiones y foros de las Naciones Unidas, y en las alianzas sectoriales para levantar sobre la situación de los pueblos y culturas, la independencia de las autoproclamadas naciones indias de las naciones latinoamericanas, por ejemplo. Poder, dólares y tierras desde el divisionismo y el enfrentamiento, pero desde la legalidad de un primer mundo muy en deuda con su pasado conquistador, de rapiña y muerte, que deseaba saldar simbólicamente, mientras le sacaba provecho económico a la solidaridad inocente o a la moda atípica que se fue generando a fines de la década del '80 y que en pocos años quedó en recuerdo por un lado y con mucha corrupción por el otro. De todo esto hay algo de documentación en este capítulo. Y a pesar de ser críticos y claros al separar la cuestión indígena e integrarla en la lucha popular y las demandas culturales del pueblo argentino como parte de la nacionalidad de, algunos "caciques sin tribu" de "naciones indias sin pueblos ni comunidades" o de funcionarios y burócratas que lejos están de los intereses de sus pretendidos representados que operaban en la ciudad de Buenos Aires o en centros diplomáticos internacionales vendiendo el indian-folk y alquilando sus propias representaciones; a pesar de todo ello, se siguió considerando a HUAICO como "publicación indigenista". La derecha también ha rotulado interesadamente la revista como "indigenistas zurdos", coincidiendo casi con los indios truchos y con dogmáticos autotitulados de izquierda, con lógicas variaciones. Sin embargo parece que a todos estos sectores, les faltaba lectura o comprensión de texto, o mejor, sacarse los antifaces, situación que con el correr de los años, fue sucediendo.
1992 era el objetivo. 1992 fue un hito. 500 años, un símbolo. Hubo autocríticas históricas, actos y contrafestejos desde todas las posiciones políticas e ideológicas populares, de izquierda y progresistas -incluso los que bregaban desde el paternalismo clásico a quiénes interpretaban la temática indígena con desprecio cultural y racismo occidental. Manifestaciones y repudios, un Premio Nobel de la Paz, la declaración del decenio de los derechos de los pueblos indígenas, algunas reparaciones, muchos olvidos, etcétera. En cuanto a nuestra propuesta y sus repercusiones, se fueron generando varios años antes y no sola mente como Revista sino como CEHYSO (Centro de Estudios Históricos y Sociales  11 de Octu bre) primero, luego Comisión Argentina por la Descolonización hasta la realización del Encuentro Rioplatense por la Emancipación e Identidad de América La tina 1492-1992, y finalmente a través del MAPEIAL (Movimiento Argentino por la Emancipación e Identidad de América Latina). Se instaló una posición diferenciada en las relaciones internacionales, en los partidos políticos populares y en amplios sectores de la población, sobre el colonialismo histórico como el origen de los actuales problemas, de la dependencia nacional y continental.
Forman parte de este capítulo, de esa etapa de trabajo los principales documentos, declaraciones y notas periodísticas de las denuncias y acciones llevadas a cabo desde la revista y como grupo cultural. Tal difusión se fue apagando en la medida en que HUAICO fue paralizándose primero y retrocediendo en sus posibilidades de edición, regularidad, espacio, tirada, lugares de venta, distribución y llegada, en fin, mucho que ver con la situación socio-económica de la década del '90 y, demasiado con las angustias de fin de milenio, el auge totalizador del individualismo, la cultura  envasada  sobre  la  cultura  popular que iba reduciéndose a ámbitos marginales, la avasalladora intromisión de los medios de comunicación en todos los rincones sociales, la falta de participación y solidaridad social, y, condiciones conflictivas, que fueron disminuyendo las posibilidades de mantener la actividad.

El neoliberalismo no fue un slogan, sino una realidad que vivíamos en cada casa, en todo el país, y sus políticas destruían puestos de trabajo, acciones solidarias, organizaciones sociales, con marginalidad y pobreza en aumento, las mentes de una clase media que creían tocar el cielo con las manos mientras los grupos económicos concentrados veían multiplicar sus ganancias dando beneficios directos a una pequeña burguesía profesional, farándula artística, el deporte de primera, etc. y los bancos y empresas privatizadas por capitales extranjeros hacían la fiesta.

Una Argentina que sufría y otra que vivía en la burbuja. Mientras en el planeta, el derrumbe del bloque  comunista, la hegemonía de los EEUU, la desarticulación del tercer mundo, la globalización y el poder financiero interna cional desarrollaban la política neoliberal y el aumento de las dependencias con sus respectivas deudas.

Muchos teóricos hablaban de posmodernidad movidos por el apocalíptico fin de las ideologías que modificaba los estilos de vida, desarmaba todo lo que sostenía organizado, cambiaba las ideas diferentes, progresistas o revolucionarias por fórmulas individuales, sectoriales, de vida interior, místicas o pragmáticas.

No lo veíamos, se vivían, nadie estaba ajeno a ello, seguramente en la actualidad es sencillo analizarlo y entenderlo. Ha tocado de alguna manera a todos y cada uno de los compañeros del lazo americano, aislándose en general, por problemas personales y sociales, dispersando la actividad que se reducía, tal vez a la espera de que vayan cambiando las condiciones, pero iba pasando el tiempo.

La puerta al mundo andino que significaba este sitio del noroeste argentino, ciudad chica y alejada de la supuesta contaminación que va más allá del medio ambiente, la contaminación cultural, ha significado en una condición de clase social determinada y falta de capital y propiedad, que se establezca el reconocimiento como ciudadanos o vecinos (como es moda del poder mediático caracterizar a los grupos poblacionales de principios del nuevo milenio, ambas estratificaciones de clase media o pequeña burguesía) en algo así como extranjeros indeseados (hasta hay diferencias de conceptos con el término, el extranjero es el que viene del llamado sur de Argentina, no al inmigrante de países limítrofes); auto excluídos, subversivos, con profunda incomprensión y falta de respeto a la "idiosincrasia" o regionalismo como se pretendía justificar culturalmente a los rasgos y las diferencias con los "demás".